Comercio & Inversión

State Grid quiere que 11 mil chinos trabajen en Brasil

La legislación impide la contratación de extranjero cuando hay mano de obra nacional calificada

La empresa estatal china State Grid quiere colocar 11 mil empleados propios en Brasil para construir una línea de transmisión de energía de 2.100 kilómetros. El gobierno brasileño se niega a autorizarlo. La ley de trabajo solamente autoriza la contratación de mano de obra extranjera en el caso de que no haya profesionales calificados en el país para realizar el trabajo. Sin embargo, este es solamente uno de los tantos capítulos de esa verdadera novela en la que se ha transformado el caso de la represa hidroeléctrica de Belo Monte, que se está construyendo en la región Norte de Brasil. El llamado “linhão” (“lineón”) de Belo Monte, uno de los más extensos del país, demandará la instalación de de 4.500 torres y  25 mil km de cable, con una inversión total de aproximadamente 1.600 millones de dólares estadounidenses. Sin embargo, para iniciar las obras es necesario que el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (IBAMA) conceda la licencia ambiental. Debido a la sequía que azota al país y a la posible crisis energética que se anuncia, para State Grid, tal vez se trate de un capítulo corto. Además, el IBAMA ya autorizó la realización de audiencias públicas para construir otra línea que va enviar energía de Belo Monte hacia otra región del país. El ministro de Minas y Energía do Brasil Eduardo Braga ha señalado que pretende acelerar la realización de un conjunto de obras de energía que comprende represas hidroeléctricas y líneas de transmisión que están atrasadas. Todavía no se sabe cuáles son los activos que se encuentran en estudio, no obstante, considerando la importancia de Belo Monte para expandir la oferta de electricidad, es probable que la línea esté en la lista del ministro. La represa hidroeléctrica será la segunda en importancia del país con 11.233 MW de capacidad instalada y enviará una gran parte de su producción hacia la región Sudeste, que concentra casi el 70% del consumo de energía nacional. Su construcción tal vez se vea involucrada en un escándalo de corrupción si se confirma la reducción de pena por delación premiada de Dalton Avancini, director-presidente de la Camargo Correa, una de las contratistas responsables por la realización de la obra. La obra también está considerada como importante para el país, ya que será construida con tecnología de Ultra Alta Tensión de 800 kV de corriente continua en un sistema que intercomunica una gran parte del país y que posee una extensión de 117 mil kilómetros, según datos del Operador Nacional del Sistema Eléctrico (ONS). State Grid adquirió siete líneas de transmisión de la empresa Plena Transmissoras (una joint venture formada por empresas españolas y brasileñas) por un valor de mil millones de dólares estadounidenses y finalizó el sistema de transmisión principal en alianza con Electrobras, la empresa de energía más importante de Brasil que es, al igual que la china, una estatal controlada por el gobierno federal. El consorcio IE Belo Monte está conformado por la empresa State Grid (51%) y por las subsidiarias de Eletrobras Furnas (24,5%) y Eletronorte (24,5%). En la licitación, el consorcio demandó un ingreso anual de aproximadamente 140 millones de dólares estadounidenses. Según las reglas que imperan en las licitaciones de transmisión de líneas, las empresas licitantes ofrecen los ingresos más bajos requeridos, es decir, los menores costos para el sistema. El presidente del consejo de administración de State Grid, Liu Zhenya, había afirmado que Brasil y China tienen sistemas intercomunicados similares, con bases generadoras distantes de los centros de carga y distancias que eventualmente superan los 2.000 km. En ocasión de la licitación afirmó que tal condición permite crear demanda para la construcción de canales de drenaje de larga distancia, alta capacidad y bajas pérdidas. Según evalúa el profesor Nivalde de Castro, coordinador del Grupo de Estudios del Sector Eléctrico de la Universidad Federal de Río de Janeiro, todavía hay mucho espacio para que nuevas empresas, especialmente chinas, participen del mercado brasileño de energía, pues sólo este año están programadas licitaciones de nuevas líneas que suman un total de 7 mil millones de dólares estadounidenses en inversiones. La expectativa que circula, entre bambalinas, en el mercado es de que proveedores chinos entren al mercado brasileño y, forzando una caída en los precios, aumenten la competencia en el sector. Sin embargo, como recuerda Castro, una de las particularidades del sector brasileño de la electricidad es que la política de financiación prevista por el modelo regulatorio nacional le da prioridad al contenido nacional, es decir, la producción nacional y no a la importación. “Esta política nacional busca crear empleo en Brasil. De este modo se da un fuerte estímulo para que empresas chinas creen subsidiarias en el país y disminuyan el coeficiente de importación”, resaltó Castro. Según él, la duda reside en si China tendrá interés y motivación para acompañar la política industrial y financiera establecida por el sector eléctrico brasileño, resaltó. Otro problema que State Grid enfrenta en Brasil tiene que ver con las obras de la línea de transmisión que conectará otra represa hidroeléctrica, la de Teles Pires, de 1820 MW de potencia, cuyas obras están casi concluidas. La usina, localizada en una región de la Selva Amazónica, no puede iniciar su operación comercial porque la línea de transmisión de 1.005 km de extensión que la unirá con el sistema interconectado todavía no fue finalizada. El consorcio responsable por la línea, denominado Matrinchã, está compuesto por State Grid, que posee una participación del 51% y por Copel, una empresa estatal controlada por el gobierno del Estado de Paraná, que posee el restante 49%. Se llegó a cogitar que el consorcio Teles Pires, controlado por la brasileña Neoenergia (con un 50,1% de participación), también conformado por las brasileñas Odebrecht (0,9%), Furnas y Eletrosul , las dos últimas subsidiarias de Eletrobras, entablaría acciones judiciales. El consorcio alega que las obras se atrasaron debido a problemas ambientales, especialmente en función de la obtención de las licencias y por interferencias en sitios arqueológicos que retrasaron el trabajo, según el diario O Estado de São Paulo. La salida, que fue negociada con la  Aneel, la agencia reguladora nacional del sector de energía eléctrica,  fue la construcción de una línea de transmisión con carácter de emergencia. Dicha  línea  tendrá una extensión de 25 km, conectará la hidroeléctrica al sistema interconectado en la subestación Sinop y no sólo drenará la energía generada por la usina Teles Pires como también la de otras represas que serán instaladas en la región.