Clima

Mesa Redonda: Expectativas para la COP23

Expertos internacionales explican que es lo que habría que lograr en la cumbre climática

Dos años después del Acuerdo de París, este año los enfoques de las conversaciones sobre el clima se centrarán en como cerrar la brecha en el financiamiento verde, cómo los países pueden aumentar sus contribuciones nacionales a la acción climática y cuáles son los derechos de los estados insulares que hoy enfrentan el crecimiento de los mares y condiciones climáticas extremas. Entonces, ante las diversas necesidades, expectativas y recursos de los 190 países representados, ¿cuáles son los resultados que constituirán el éxito o el fracaso de la COP23?

Teng Fei, profesor asociado, Instituto de Energía, Medio Ambiente y Economía, Universidad de Tsinghua

Durante este año la tarea principal de la COP será establecer reglas detalladas sobre cómo se implementará el Acuerdo de París; no será un gran año. Pero el diablo suele estar en los detalles: pueden ser cosas pequeñas, pero determinarán si el Acuerdo de París logra o no sus objetivos a largo plazo. No creo que podamos decir si esas reglas han sido exitosas o no durante este año, o durante muchos años más.

El criterio más obvio es si las distintas partes logran tomar una decisión en torno a esas reglas de acuerdo con el cronograma ya establecido, pero creo que la calidad de las reglas es más importante que el cronograma. Sólo cuando estas reglas se hayan implementado, tendremos una mayor capacidad para evaluar si los mecanismos en discusión pueden concretar o no los objetivos de París.

El 80% de los resultados se deciden de antemano, y, por lo tanto, cada país aporta su propia postura a las negociaciones, y una vez adoptada esta posición, queda un espacio acotado para la negociación. Esas posiciones están determinadas por la política interna y, a menos que la política interna cambie, las posiciones no cambiarán, por lo que no hay posibilidad de cambios significativos en el marco de una sesión de negociación. La lección del Acuerdo de París fue la selección de un enfoque ascendente para la solución de problemas, y debemos buscar soluciones y respuestas al cambio climático arraigadas a la vida cotidiana del público, en lugar de depender de una élite política o solamente de una negociación.

Yang Fuqiang, asesor principal sobre clima y energía, Consejo Nacional de Defensa de Recursos

Este año deberíamos esperar un resultado bastante modesto en las conversaciones sobre el clima, ya que no podemos pretender que todos hayan decidido sobre la implementación de las reglas del Acuerdo de París en un solo año. Este es sólo el comienzo. Y algunos de los detalles son engañosos; por ejemplo, la presidencia de este año, a cargo de Fiji, carece de influencia y si no vemos la existencia de una influencia positiva por parte de las principales potencias, el progreso será poco probable. Este año también debemos mirar a las principales naciones europeas como Alemania, el Reino Unido y Dinamarca. ¿Se unirán a China para presentar nuevas iniciativas y acciones? Si esto sucede, puede dar lugar a una pequeña ráfaga de aliento.

La actitud de los EE. UU, sigue siendo un problema este año. Trump ha dicho que Estados Unidos se retirará del Acuerdo de París, pero un retiro formal no será posible hasta el 2022, y Estados Unidos todavía tiene derecho a intervenir en muchos asuntos y puede representar un obstáculo para las negociaciones, por ejemplo, en las áreas de financiamiento y tecnología.

Esta restricción también le otorga la oportunidad a los Estados Unidos de interferir en numerosos asuntos  y crear obstáculos en las negociaciones, en particular en cuestiones tales  como el capital, la tecnología, el desarrollo de capacidades y las metas planteadas.

Monique Barbut, subsecretaria general y secretaria ejecutiva de la Convención de las Naciones Unidas para  la Lucha contra la Desertificación

El Acuerdo de París logró un consenso para la limitación del aumento de la temperatura a menos de 2 grados centígrados. Para algunas regiones de África, esto todavía conduciría a un aumento promedio de la temperatura de 4 grados, causando desastres a una escala épica y un sufrimiento humano inimaginable. Para que la COP23 sea exitosa, ahora la adaptación debe recibir el mismo parámetro de urgencia y posicionarse en la misma línea con los esfuerzos de mitigación. Cualquier nuevo mecanismo emergente debería garantizar que los países más vulnerables puedan adaptarse y evitar escenarios aún más catastróficos.

El Acuerdo tiene un potencial cuatro veces mayor al del Protocolo de Kyoto para eliminar los gases de efecto invernadero. Muchas de estas nuevas acciones de mitigación se basan en el uso de la tierra y en el cambio en el uso del suelo. Una COP23 exitosa implica desarrollar sistemas integrales que puedan orientar y promover efectivamente la acción en esta área,  a causa de al menos tres razones.

En primer lugar, en la actualidad sabemos mucho más sobre la evaluación de las medidas basadas en el suelo que hace dos décadas atrás. Bajo el Protocolo de Kioto, por ejemplo, se tomaron en cuenta las emisiones de carbono a través del cambio en el uso de la tierra y el secuestro de carbono a través de los bosques, aunque no se haya entendido completamente. Pero limitar la acción a estas dos áreas, en el marco del Acuerdo de París equivaldría al fracaso.

Bajo el proceso de desertificación, hemos avanzado mucho en el desarrollo de medidas para evaluar los procesos terrestres de secuestro. Los gobiernos acordaron cómo evaluar el cambio de la cubierta vegetal, la productividad de la tierra y el secuestro de carbono del suelo, independientemente del ecosistema. A partir de estas experiencias, la COP23 puede refinar las formas de evaluación de las iniciativas relacionadas al uso de la tierra y al cambio en el uso del suelo y promover sinergias entre las Convenciones.

En segundo lugar, existe a menudo una diferencia entre aquello que pretenden lograr los gobiernos y lo que realmente se realiza. Debemos garantizar que todos los compromisos – incluso en las nuevas áreas en el uso de la tierra y cambio en el uso del suelo sean identificados bajo el Acuerdo de París-  se conviertan en compromisos reales sobre el terreno.

En tercer lugar, los incentivos para promover la acción temprana son vitales. Serían altamente efectivos bajo un contexto de medidas relacionadas con la tierra. Por un lado, protegería a las tierras productivas de una mayor degradación para frenar emisiones futuras. Por otro lado, la rehabilitación de las tierras degradadas reincorporaría el carbono al suelo.

Jennifer Morgan, directora ejecutiva de Greenpeace International

En general, una COP23 exitosa, incluidos los eventos que suceden a su alrededor, deberá mostrar una aceleración del impulso hacia los objetivos del Acuerdo de París para limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados. Esto requerirá el surgimiento de un liderazgo sólido y compartido en todos los niveles desde gobiernos, ciudades, estados, corporaciones y comunidades alrededor del mundo hacia una ambición más alta, para enfrentar el empeoramiento de la amenaza climática en una pequeña ventana de oportunidad que todavía tenemos.

Específicamente, en los Estados Unidos, alcaldes, gobernadores y otros podrían contrarrestar el retiro anunciado por el presidente Trump en París. En Europa, todos los ojos estarán puestos en Alemania, ya que un nuevo gobierno debe comprometerse a la eliminación gradual del carbón y del motor de combustión para mantener su credibilidad a nivel internacional.

En las mismas negociaciones de la COP, la lista de asuntos pendientes del Acuerdo Climático de París es larga, detallada y crucial para lograr progresos significativos en las directrices de implementación del Acuerdo de París. Debe surgir una hoja de ruta de la COP, clarificando el proceso para finalizar en una reglamentación antes de su fecha límite en  el 2018. Esto es de vital importancia para mantener el impulso y demostrar que el mundo todavía está comprometido con París.

Carlos Rittl, secretario ejecutivo del Observatorio Climático Brasileño (Observatório do Clima)

Además de un buen borrador sobre las directrices de implementación del Acuerdo de París, el punto de referencia del éxito para la COP23 será tal como lo han presentado los diplomáticos: un “diálogo facilitador” de 2018 sobre la mejora de la ambición climática. Con 403 partes por millón de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, con las temperaturas de 2017 acercándose casi a su  récord máximo y con la ciencia diciendo una y otra vez que los NDC (Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional) deben ser incrementadas para el 2020, si queremos evitar la catástrofe climática, para el año próximo se debe ofrecer mucho más que una charla casual entre los desesperanzados. Es crucial comenzar a partir de ahora una conversación sustantiva sobre un aumento sustancial de las metas.

Estamos en un momento en el cual el espíritu de París puede ser pisoteado (¿”superado”?) a partir de  la antigua división norte / sur. Algunos países desarrollados quisieran ver una mayor participación de las naciones en desarrollo en la acción climática, pero mientras tanto los países en desarrollo aún esperan que las naciones ricas profundicen sus recortes de emisiones y pongan más dinero sobre la mesa. Los negociadores deberían desactivar esta bomba de tiempo de suma cero antes de que explote en nuestro propio camino hacia el 2020. Como país vulnerable, la presidencia de Fiji está en una posición única para guiarlos.

Lina Barrera, directora sénior de política internacional, Conservación Internacional

Si queremos mantener el clima mundial en 1,5 grados, debemos actuar rápidamente y asegurarnos de que no haya demoras en el establecimiento de las reglas del Acuerdo de París. Los países deben emerger de estas negociaciones con un progreso significativo en la determinación de las reglas alrededor de los elementos que incrementarán la ambición y facilitarán las reducciones de CO2 -como las actualizaciones de contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC) y la comercialización de emisiones.

En ambos casos, la naturaleza debe ser incorporada. Las soluciones sustentadas en la naturaleza son fundamentales para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. La naturaleza puede proporcionar al menos el 30% de la acción de mitigación necesaria para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados Celsius, además de los importantes beneficios de adaptación. Las soluciones climáticas de la naturaleza incluyen la conservación y restauración de ecosistemas críticos, que se encuentran entre las soluciones más inmediatas y rentables disponibles para mitigar las causas del cambio climático y adaptarse a sus impactos.

Wael Hmaidan, director ejecutivo, Red de Acción Climática

La “COP del Pacífico” es la primera conversación sobre el clima presidida por un estado insular, el grupo de países más vulnerable al cambio climático, y campeones en el límite del aumento de la temperatura a 1,5 grados. Por lo tanto, es importante que la COP23 contribuya a que todos sientan los verdaderos impactos del cambio climático y comuniquen la urgencia de esta acción. La reciente avalancha de desastres relacionados al clima demuestra aún más que las políticas nacionales no pueden permanecer sordas ante la realidad de los impactos climáticos que ponen en peligro la vida y el empleo.