Comercio & Inversión

Guyana autoriza empresa china a explotar selva virgen

Un millón de hectáreas han sido liberadas para la extracción de madera

Incrustada en medio de la selva amazónica de la región norte de América del Sur, con su litoral bañado por el mar del Caribe, Guyana es al mismo tiempo uno de los países más pobres y ricos del continente americano. Mientras que más del 40% de su población vive bajo la línea de la pobreza, sus abundantes recursos naturales son observados por extranjeros desde fines del siglo XV. Colonizado primero por los holandeses y luego por los británicos, que dejaron la lengua inglesa como herencia, desde la década del 70 el pequeño país viene siendo objeto de interés tanto del gobierno como del empresariado chino. Uno de los más recientes y aterradores emprendimientos realizados en Guyana tiene que ver con la concesión que el gobierno le dió a a la empresa china Bai Shan Lin (BSL) de una superficie de casi un millón de hectáreas de selva virgen para explotar la valiosa madera guyanesa. Según analistas que siguen de cerca el historial de la actuación de la empresa en el país, la compañía viene cometiendo una serie de ilícitos operativos en sus actividades. BSL fue acusada de exportar troncos de madera en cantidades no verificadas por ningún tipo de ente gubernamental -a valores abajo de los precios internacionales- directamente hacia su fábrica de pisos de madera, localizados en Pequín, en la capital china. “Todos saben que los camiones y contéiners de BSL no son detenidos en los check-points ni se los inspecciona antes de su exportación”, afirma John Palmer, socio sénior de Forest Management Trust, de Florida (EE.UU.) y que está a favor de revisar los acuerdos realizados entre BSL y el gobierno guyanés, en diálogo con Diálogo Chino. Palmer además recuerda que la prensa local guyanesa diversas veces difundió que Chu Wenze, CEO de BSL, está acusado de dar coimas, es decir, de pagar comisiones de modo ilegal, a diversos agentes del actual gobierno, al igual que al gobierno que lo antecedió en el poder. El plan oficial de BSL es realizar una inversión de USD 100 millones para desarrollar una gigantesca maderera en Guyana. La empresa también posee una concesión para implementar una mina de oro de 20 km de extensión en un importante río amazónico que atravesa el país, además de otras autorizaciones relacionadas con el mercado inmobiliario local. “Los acuerdos de inversión extranjera directa en Guyana se cierran a través de personas del alto escalón gubernamental o a través del mismo presidente en forma personal, y son estrictamente confidenciales. El gobierno actual afirmó públicamente que BSL goza de considerables concesiones, como la exención impositiva en la compra de combustibles y ventajas tributarias. Mientras tanto, la Comisión Forestal Guyanesa (GFC en su sigla inglesa) se recusa a publicar datos sobre la producción y exportación de madera que realiza BSL”, destaca Palmer. “BSL solamente ofrece empleos de alto nivel a trabajadores chinos, mientras que las posiciones subalternas quedan con los guyaneses, que la mayoría de las veces son sometidos a condiciones de trabajo semejantes a la esclavitud”, dice Janette Bulkan, de origen guyanés, que en 2009 obtuvo su título de doctorado en la prestigiosa universidad norteamericana de Yale con un trabajo que denunció la explotación ilegal de madera que realizan empresas chinas en Guyana. Nuestros corresponsales han intentado diversas veces contactar a representantes de Bai Shan Lin, del consulado chino en Guyana, del gobierno federal del país y de la Comisión Forestal Guyanesa para que respondieran sobre las acusaciones, pero no obtuvieron respuestas. Además de involucrarse en la explotación de madera, China también está implicada en la construcción del aeropuerto internacional y del lujoso hotel Marriott, ambos a realizarse en la capital guyanesa Georgetown, de la construcción de la represa hidroeléctrica de Amaila Falls, que todavía no salió del papel, pero que sigue en los planes del gobierno, y del mapeo de los recursos minerales todavía no explotados en el país. “Siendo que la relación entre China y Guyana inicialmente se había establecido con el objetivo de propagar el desarrollo y la cooperación mútua entre los países, las últimas décadas han testimoniado un crecimiento del interés chino por los recursos naturales guyaneses, llevando a que la población local cuestionase el valor de esa supuesta relación igualitaria y benéfica”, critica Kevin Edmonds, académico de la Universidad de Toronto y especialista en política caribeña. El estudioso es taxativo al clasificar la relación entre ambos países de colonialista. La presencia china en el país es tan marcada que el embajador chino en Guyana, H.E. Limin Zhang, que está en el puesto hace más de ocho años, cuando no se encuentra en reuniones a puertas cerradas con representantes del gobierno local y de empresas chinas, aparece en los medios como un salvador de la patria, que regala a jóvenes estudiantes con buenas notas sumas de dinero en efectivo y entrega equipamientos médicos importados de China a los deteriorados hospitales del país.